Noviembre es triste,
debo confesarlo,
como la humedad
disipándose en burbujas
que nadie se atreve
a contar por miedo
a que sean incapaces de resistir
la pasión nocturna del verano.
Pero es entonces
en noviembre
cuando alguien
puede morir de rabia,
confundir la pena
o agotar el último suspiro
en un amor que se aleja,
sin despedirse nunca,
sin preguntarte nada.
debo confesarlo,
como la humedad
disipándose en burbujas
que nadie se atreve
a contar por miedo
a que sean incapaces de resistir
la pasión nocturna del verano.
Pero es entonces
en noviembre
cuando alguien
puede morir de rabia,
confundir la pena
o agotar el último suspiro
en un amor que se aleja,
sin despedirse nunca,
sin preguntarte nada.
2 comentarios:
Saludos, amiga.
¿Por qué hablar de noviembre cuando ya es diciembre?
Viva enero.
Un beso
Mmmmmm, porque lo escribí en noviembre, jajaja.
Un cordial saludo, ignasi.
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