domingo, febrero 25, 2024

La envidia

 Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo,

Se ajusto los botones de un traje viejo y raído,

se recogió el pelo con dos hebillas doradas,

Y empezó a anotar en un cuaderno todas las fechorías que tenía en mente,

Así lentamente fue planeando las maldades que le infligiría a la resplandeciente

La envidia no tenía descanso, no conocía el placer de los domingos,

simplemente pergeñaba
como destruir a la más luminosa

En ella no cabía una gota de humanidad, ni rastros de un poco de tranquilidad

La envidia era así, cruel, chocante, arrogante, gritona

La envidia no podía con ella misma, su reflejo le disgustaba

Su falta de conocimientos la hacía sentir pequeña

No obstante, creía que humillar era parte de su venganza,

Pensaba que atacar a alguien más preparado o inteligente la hacía poderosa

La envidia a veces mentia, a veces dramatizaba, a veces se hacia la victima

La envidia era así, una mujer sin escrúpulos, diminuta, miserable, mal educada

No entendía razones, no miraba más allá de sus propias narices,

Se inventaba títulos, se colgaba de falsos diplomas,

Quería ser lo que nunca seria.

Así la envidia se paseaba por las calles,

Con el alma envenenada, con las alas rotas

La envidia no conocía de sueños, de canciones,

Solo de hacer daño, y de rencores,

Porque la envidia señores,

Se suicida cada noche en medio de sus penas,

Aullándole a la luna,

Deseando ser lo que jamás seria ni le corresponde

La envidia

 Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...