Encendí mi mirada,
apenas cubierta
de plumas.
¡Oh enferma!
No sabes cuánto
he necesitado
tu voz,
tus manos,
y esa necesidad
de saberte única.
Aquí estoy,
con las mismas certezas,
con las mismas dudas,
sin poder discernir
cuánto abarco.
apenas cubierta
de plumas.
¡Oh enferma!
No sabes cuánto
he necesitado
tu voz,
tus manos,
y esa necesidad
de saberte única.
Aquí estoy,
con las mismas certezas,
con las mismas dudas,
sin poder discernir
cuánto abarco.
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