¿Quién estirará mi piel bajo la circunferencia muda de la luna llena?¡Ay de mí, de mi extraña actitud, de mi moribunda lucidez y su obsoleta perversidad! Mercaderes de la carne devorando bocas, mujeres diminutas sepultando(se) los labios y los ojos lúdicos del deseo arrinconando la inmutable fatalidad del espejo. Ser parte del espectáculo y volverse decorado de ese triste quiebre inmoral de los sentidos. Paredes narcotizadas de insomnios, el jadeo irregular de una garganta que cruje bajo la falsa voluptuosidad de un orgasmo deshabitado de uñas. Adorar el rito antropófago de las falanges y participar del canibalismo más utópico. Prostitución de cuerpos y de mentes, arrastrando entre nosotros la calle de los lobos hambrientos de Caperucitas.
2003
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