domingo, diciembre 25, 2005

25/12/2005

Es triste verse mutilada en el espejo,
en los restos de carne
que van repartiendo
los hombres oscuros.

¡Si al menos supieras hablar inglés
o mecanografiar a gran velocidad,
levantando la vista
apenas
cuando suena el timbre!

Te entregas a una soledad que duele,
que escribe mocos en pañuelos blancos
y derramas más café que el permitido.

A vos, una estatua, igual a vos,
unos ojos enormes como los tuyos,
un encontrarse cada vez más cerca

y una felicidad gastada.

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La envidia

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