-¿Qué te pasa? –me pregunta la enamorada del viento.
-Es simple, estoy enamorada de mis propias palabras –respondo, mientras caigo en el éxtasis más profundo de mi vida y me bebo entera, procurando matarme de amor por el lenguaje.
Allí, en las sombras, una desconocida envuelta en relojes se sienta sobre el paisaje para desmoronarse sobre un castillo de naipes, en los que un hombrecito tatúo poemas de agua.
-Es simple, estoy enamorada de mis propias palabras –respondo, mientras caigo en el éxtasis más profundo de mi vida y me bebo entera, procurando matarme de amor por el lenguaje.
Allí, en las sombras, una desconocida envuelta en relojes se sienta sobre el paisaje para desmoronarse sobre un castillo de naipes, en los que un hombrecito tatúo poemas de agua.
4 comentarios:
...¡sorpresa, contento; contento, por leer esto...!!; bueno, muy bueno: textos lúcidos, sensitivos, inteligentes..., NO parar...
Por supuesto que enlacé esta dirección en mi blog.
¡Fantástico Isabel! Como verás nos tienes a todos con la boca abierta. Sigue... sigue... es un placer leer algo tan poético como... "me bebo entera, procurando matarme de amor por el lenguaje" Cuando tenga ocasión haré una referencia a esta frase (citándote por supuesto) me parece sublime para los que estamos enamorados de la palabra.
Y esta vez me lo permito... Un enorme abrazo.
Muchísimas gracias, Alexis. Yo hice lo mismo. Saludos cordiales.
Muchísimas gracias, Jesús. Son demasiado generosas tus palabras. :)
Estuve leyendo tu texto sobre la muerte de tu mascota, la verdad que lo que decís es muy hermoso y conmovedor. A mí también se me murió un perro y fue más que triste. Y la verdad que si le pasará algo al que tengo ahora, me sentiría terriblemente mal.
Un afectuoso saludo.
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