domingo, enero 08, 2006

Reconstrucción

Vamos a tu funeral, sentenció, mientras agarraba mi falda por lo bajo. Detrás de los espejos, una mujer obesa se balanceaba. En el parque, nadie juega ni respira. Se han ido los niños a otra parte.

Dame de comer, murmuró, mientras me deshacía como la nada en un mar de palabras muertas. Fue lo último que escuché. Dentro de mí, un poeta clavaba cuchillos negros.

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La envidia

 Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...