miércoles, enero 25, 2006

A Emma

Mira, no me olvidaré de ti ni del cansancio. De esas palabras alfileres que se descubren en la piel. Quieres nacer, ya lo sabes. Aquí estoy yo, señalándote, porque te percibo un poco mía, a pesar de que extrañamente tengo los dedos manchados de amor oscuro y la mirada algo perdida.

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La envidia

 Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...