viernes, enero 20, 2006

Peregrina

Camina desnuda en el espejo del viento,
remolinos insensatos de la letra.

¿Quién te persigue, hechicera?
¿Para qué seguir caminando?

Tal vez descansar en la pereza del cuento,
en los temibles perros que no ladran.

Siempre poseedora de tus males que no son
más que palabras abrazadas al cuerpo.

Caricias en los huesos
y esa danza en las cenizas del poema.

Un jardín te nombra, Alejandra.

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