viernes, marzo 24, 2006

Por decir


Me pierdo en una elección de trenes mágicos. Me pierdo y escribo en el silencio más absoluto. No más golpes ni tristezas alumbrando el atardecer. Solamente vos y un piano sonando en el río.

Así la tarde se desnuda de seres imaginarios y nos llevan de la mano a su castillo musical. Allí no habita la mujer de cobre, el hombre de vidrio, simplemente alguna melodía se queda rayada, haciéndole el amor a este poema apenas trágico, apenas mío.

Vos tenes la culpa de todos mis cadáveres.

2 comentarios:

Lety Ricardez dijo...

Las notas de un piano cayendo como agua cristalina, igual que se desliza el río sobre las piedras una imagen encantadora

Saludos Isabel

Isabel Bertossi dijo...

¡Muchas gracias, lety!
Un fuerte abrazo.

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