sábado, marzo 04, 2006

Viejo Bar

El mismo bar de siempre, el de la suerte, ¿te acordas? Amuleto insolente de cafés y medialunas. ¡Cuántas veces acudimos a tu cita, corazón, para prolongar la mirada debajo de la ropa, para prolongar el sentimiento debajo de estos ojos! Una parada de taxis que anuncian volver y regresar es morirse de a poquito bajo el asfalto caliente de una ciudad que se alimenta de mujeres golondrina. Tormenta de una despedida congelada en un marco de abrazos. Me quedo con tu nombre atado a un mechón de pelo y con tu sonrisa bostezando en mis manos.

Rosario, 1 de noviembre de 2003

3 comentarios:

Nidesca dijo...

"tu nombre atado a un mechón de pelo" y de ahí directo al territorio ineludible de la memoria.

el nombre será recuerdo atado a tu mechón, recuerdo que inspirará hermosas letras, como las que has escrito.

abrazos.

Isabel Bertossi dijo...

Gracias, miranda. Me alegra eso de estremecedor. Porque este texto pertenece a un momento real de mi vida. La despedida existió (1 de noviembre de 2003) y así quedo retratada. Por suerte esa y otras despedidas dieron paso a una larga, continuada y actual serie de encuentros.

Un abrazo.

Isabel Bertossi dijo...

Mil gracias, nika. Me encanta que la gente reescriba y participe de mis textos. Siempre me dijeron que mi poesía era muy críptica. Ver que no siempre es así, me reconforta muchísimo. Escribir es comunicar y comunicarse.

Un abrazo grande.

La envidia

 Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...