Espacios interiores. ¡Quiero silencio, silencio y nadar en la piel del poema que apenas percibe que soy su madre! “Hijo”, le grito, mientras M. ensucia mis momentos de palabras con su agresividad de todos los días.
domingo, marzo 19, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
La envidia
Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...
-
Sabes que inescrupulosamente deberías haber esperando. Total, todo se trata de soledad constante, continua, omnipresente. ¿Para qué hablar d...
-
Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...
-
Querido H.: Estoy aquí, sentada, viendo como el amanecer consume las últimas horas de la noche. Afuera los árboles envejecen un poco más que...
1 comentario:
Gracias, linda. Si, tenés razón, agria es la palabra. Demasiado para mi gusto. ;)
Un abrazo grande.
Publicar un comentario