Encontré la respuesta que tanto buscaba y cuando la encontré, preferí no saber nada de ella. Pero luego de un tiempo me di cuenta que esconder era peor que bucear en los restos libres de pirañas para verse completamente entera, llegando a lo más duro del abismo. Entonces quizás de esa forma pueda uno recomponerse. Mientras tanto no hay esperanza. Cuando uno se enfrenta cara a cara, con lo que subyace y no quiere salir a la superficie, es terrible. Pero peor es vivir en la ignorancia conciente de toda una vida impuesta desde afuera y a golpes-heridas. Verse en todas las dimensiones y desde lo más hondo es como ver al monstruo o mejor dicho al niño dormido y maltratado que nos habita. Hay que tomar a ese niño de la mano y enseñarle a caminar. Cualquier parecido con Bucay, es simple coincidencia.
miércoles, abril 19, 2006
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