Aquellos que mueren todavía
en la memoria líquida de mi despertar,
me recuerdan a las sombras que no he visto,
esas que no acallan la verdad,
porque en su pena,
en su partir eterno,
entiendo de voces que retornan
a la misma casa,
a la misma higiénica costumbre
de dormir en los papeles
estos poemas redondos
que cuelgan como aros
del borde más rugoso de la hoja
y yo seré feliz entre ellos,
en sus manos que no existen
porque comprendo el silencio
que tienen las cosas,
la manía inerte de dejarse estar,
a ellos he de seguir volviendo,
repitiendo rituales
que hablen de ausencias
que descansan en el mar.
en la memoria líquida de mi despertar,
me recuerdan a las sombras que no he visto,
esas que no acallan la verdad,
porque en su pena,
en su partir eterno,
entiendo de voces que retornan
a la misma casa,
a la misma higiénica costumbre
de dormir en los papeles
estos poemas redondos
que cuelgan como aros
del borde más rugoso de la hoja
y yo seré feliz entre ellos,
en sus manos que no existen
porque comprendo el silencio
que tienen las cosas,
la manía inerte de dejarse estar,
a ellos he de seguir volviendo,
repitiendo rituales
que hablen de ausencias
que descansan en el mar.
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