domingo, diciembre 03, 2006

A Milagros

Celosas, guardianas que el corazón destina,
terrible vida de amores que no fueron,
imposibles sueños que quedaron
perdiéndose el viento en noches
de otros tiempos

y así esta mujer niña que se mira
desde adentro
desde arriba
encuentra en su espejo
el recorrido,
el escribir riendo,
el poema que no redime
y la carne que se agrieta

como una cartilla al abismo,
como estos versos que hoy no vuelven,
a vos te dejo mis murales,
mis palabras y sus secretos

Mi ofrenda es hoy y este momento,
en donde me sacrifico entera,
a vos haberte amado poco
y querer seguir siendo

algo más que Milagros,
algo más que humo llorando
en sus recuerdos

La envidia

 Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...