La certeza de escribir poesía hace de nosotros vanos intentos de palabras huecas que suenan bien y a veces mal. Tenemos la certeza de recomponernos, al menos yo tengo esa certeza. Escribir es hilvanar fragmentos desperdigados en el olvido de la memoria, en donde mi patria de mujer anciana me hace peligrosamente extraña y tan filosa como mis actitudes de jueves por la tarde.
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