sábado, febrero 25, 2006

Dedicatoria, por Renato Leduc

Cada día más, del mundo exorbitado,
en solitario claustro pulo el verso
que he de ofrecerte.
Eludo la estridente paradoja
y la luz inhumana de los cohetes
-digo- tropos que pueden ofenderte.

Que tus tersas pestañas no se abajen
a luz ninguna;
que si lágrimas viertes, las recoja
pañuelo gris, el paño de la bruma.

Cada día más, del mundo exorbitado,
te doy mi vida en cada verso mío.
Al verte dije: Paréceme ya tiempo
de ser romántico...
Y a la sazón callaron las alondras
del huerto consabido,
y en el sucio corral de mi convento
un gallo ilustre profirió su grito.

Calzo la espuela y me armo caballero
deliberadamente;
porque pie a tierra he pretendido en vano
usufructuar el predio
que va desde tus pies hasta tu frente.

Naciste en la planicie donde una
nube plateada te sirvió de cuna,
¿qué tienes tú que ver con pedrerías
y figuras retóricas?

Beata virtud: permíteme que aluda
al nácar de tu carne.
¿Qué tienes tú que ver con pedrerías?
Beata virtud,
mejor vestida cuanto más desnuda...

4 comentarios:

J.Huerta dijo...

Sigues siendo la misma, magnífica Isabel. Aunque a veces no pongo comentarios, vengo a menudo a leerte.
Un abrazo.

Isabel Bertossi dijo...

Jesús: Te agradezco mucho, pero aclaro que este poema pertenece a Renato Leduc como está indicado en el título del mensaje. Edite este poema porque me parece hermoso y digno de darse a conocer.

lucas dijo...

Es muy lindo el poema, gracias por dar a conocer el autor.

Isabel Bertossi dijo...

:)

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