jueves, febrero 09, 2006

La gente de la tierra

Allí en la carretera,
donde el sol no persigue pájaros,
el niño grande se siente desplazado.

(Casa ya no retiene más voces
ni bosque amamanta estrellas.)

La gente de la tierra camina descalza.
Luna nueva abre sus manos,
los abraza y pide perdón.

Invocar un canto
de siete palabras
para adormecer la piel

y la sangre
y los huesos
y todos los tejidos.

En fila o tal vez dispersa,
la gente de la tierra inventa un dios.

Y los cardos se tiñen de negro
en su ropaje de soledad:

acuñar dolor sobre pies desnudos
agrieta su propio ser.

Allí en la carretera,
la sierra es un pequeño manto
incapaz de proteger las alas del niño grande.

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