El mismo bar de siempre, el de la suerte, ¿te acordas? Amuleto insolente de cafés y medialunas. ¡Cuántas veces acudimos a tu cita, corazón, para prolongar la mirada debajo de la ropa, para prolongar el sentimiento debajo de estos ojos! Una parada de taxis que anuncian volver y regresar es morirse de a poquito bajo el asfalto caliente de una ciudad que se alimenta de mujeres golondrina. Tormenta de una despedida congelada en un marco de abrazos. Me quedo con tu nombre atado a un mechón de pelo y con tu sonrisa bostezando en mis manos.
domingo, septiembre 24, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
La envidia
Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...
-
Sabes que inescrupulosamente deberías haber esperando. Total, todo se trata de soledad constante, continua, omnipresente. ¿Para qué hablar d...
-
Todos los paraguayos odian a Papá. Porque ese hombres es un demonio. Porque cuando suena la cumbia nadie la baila como él. Porque papá se co...
-
Desde el jardín sus manos sus recuerdos se mezclan con las flores Un conejo gigante devora sus pies mientras plantas extrañas recorren dimen...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario