domingo, septiembre 17, 2006

Septiembre (escritura automática)

Lo líquido, lo humano, lo inservible. La cadencia de las hojas en el pelo. Una mujer que siempre se está quejando: mi madre. El calor de septiembre se adhiere a los espejos. Septiembre es septiembre y octubre, octubre. Sin embargo este mes guarda algo especial que no todos perciben o sienten.

En septiembre puedo escribir lo que se me de la gana sin ningún tipo de remordimiento. La culpa se escapa a alguna parte por treinta días. Este mes puedo ser yo plenamente sin importarme nada.

He caído tan bajo que más bajo no puedo caer y eso jamás ocurre en septiembre. A veces observo como mi jaula de cristal y madera –jaula extraña si las hay- tiene mi cara y mis manos. Entonces languidezco, recuerdo los cuadros de vidrio de ayer sobre el río. (Todos hablan del río cuando llega septiembre).

Y una sonrisa me devuelve al cuadro número siete, ese con tonos azules y celestes. Ese sueño de vidrios y murales pintados apenas cabe en mi cuerpo. Y en septiembre puedo escribir cualquier cosa sin que usted me entienda. La verdad es que no me importa lo que entienda o no un lector imaginario. Septiembre es mi mes y eso me basta.

2 comentarios:

Lucas Centurión dijo...

lector imaginario las pelotas.

estamos?


y no hay que entenderlo esto, es como ser un amigo tuyo a los 9 años y acompañarte a tu casa un dìa de esos... no hay que entender...

Isabel Bertossi dijo...

:)

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