viernes, septiembre 15, 2006

15/9


Estoy sentada viendo como el amanecer descose sus últimos hilos rosados sobre la cabeza negra de la noche. Y entonces una paloma incapaz de comprender el momento, asoma su pico en la tristeza de mi ventana. Y le sonrío al espejo pensando que siempre me han amado los pájaros como si fuera un árbol, como si mi voz tuviera alas.

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La envidia

 Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...