sábado, septiembre 30, 2006

Mi nuevo blog: Cosas bonitas

Si bien es muy reciente, les presento un nuevo blog. La idea es compartir las cosas que me gustan. Espero que alguno de ustedes se de una vuelta y les agrade la idea. Se llama Cosas bonitas:

http://lascosasbonitas.blogspot.com/


Muchas gracias.
Saludos,
Isabel

Búsquedas a donde llega la piel

En esta piel
donde amaina
el cansancio
ando buscando mi yo
sus dolores
el parto

23

una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo

la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik del Árbol de Diana (1962)

viernes, septiembre 29, 2006

La locura

En estos últimos meses, me toca escribir desde mi miedo más profundo: volverme loca. No me creo diferente al resto, aunque pienso que todos se piensan especiales o a veces distintos. Sin embargo, a veces la línea que separa lo normal de lo anormal no parece tan gruesa ni tan incapaz de soportarme.

Todo esto viene a cuento de lo siguiente. No tengo la más pálida idea de cómo una persona se vuelve loca. De hecho, tuve una amiga en el secundario que veía afiches cambiar de color y que pensaba que había una organización en su contra. De un día para el otro, comenzó a ver “el mal” en todas partes e iba diciéndole a todo el mundo que había gente que quería destruirla.

Al principio, con mis amigas tratábamos de controlarla y pensábamos que esta chica se había metido en una secta o algo así. Con los días nos dimos cuenta de que realmente había enloquecido. Hasta acá llegó con esta historia, por respeto a ella, a R., ya que pocas veces he conocido a alguien tan bueno y cariñoso.

Hace casi dos meses, estuve en un psiquiátrico de mi ciudad. Necesitaba un certificado que acredite que quien escribe está bien del coco y por el momento no ve hombres de colores en la ventana. Así que tuve que pedir turno en ese lugar para que un médico que estaba peor que los pacientes me revisara y decretará que mi coeficiente intelectual es superior al normal. Je.

Ese día, estuve en el pasillo del psiquiátrico teniendo una charla con una mujer, quien estaba mal de la cabeza. Me contó que se estaba por casar pero que su familia le rompió el vestido de novia. También me dijo que en su casa eran todos borrachos, pero que ella tomaba leche. Lo que más recuerdo de ella es su risa desencajada y la mirada con los ojos bien abiertos, los cuales no me quitó de encima en ningún momento de nuestra ¿conversación?

El viernes pasado estuve en el cumpleaños de una de mis mejores amigas. Su hermana mayor sufre algún tipo de locura, pero está medicada. Así que también tuve otra charla algo extraña, algo bizarra, algo especial con una chica, que a pesar de sus problemas, vive en pareja y la sigue peleando. Pero igual, la misma risa desencajada y los ojos perdidos.

Hoy, al salir del trabajo, me siguió una loca. Una mujer grande, insultándome y diciéndome cualquier cosa. No voy a contar la charla porque no tengo ganas de recordar el momento, pero reconozco que bien no la pasé. A veces me gustaría hacer algo más por estas personas, aunque admito que me dan un poco de miedo, especialmente como la de hoy.

Siempre que pienso en la locura, pienso en Alejandra Pizarnik, poeta a quien admiro profundamente. ¿Cómo alguien con tanto potencial pudo terminar de esa manera? ¿Puede una vida de mucho sufrimiento o una personalidad atormentada terminar con la mirada perdida y la risa desencajada? ¿Por qué la falta de cordura duele tanto?

martes, septiembre 26, 2006

26/9

A veces me avanza el miedo de seguir siendo yo en una ciudad que golpea tan fuerte, que me encuentro incapaz de soportarme.

domingo, septiembre 24, 2006

Viejo Bar (1/11/2003)

El mismo bar de siempre, el de la suerte, ¿te acordas? Amuleto insolente de cafés y medialunas. ¡Cuántas veces acudimos a tu cita, corazón, para prolongar la mirada debajo de la ropa, para prolongar el sentimiento debajo de estos ojos! Una parada de taxis que anuncian volver y regresar es morirse de a poquito bajo el asfalto caliente de una ciudad que se alimenta de mujeres golondrina. Tormenta de una despedida congelada en un marco de abrazos. Me quedo con tu nombre atado a un mechón de pelo y con tu sonrisa bostezando en mis manos.

Entonces es cuando leo:

Lunas en tus zapatos (1/11/2003)

Heme aquí entre el cielo que no es tan cielo y el infierno que si es humano. Verme en cada verso arañando las paredes de tus noches y tus días, porque tus días se alzan sobre la bandera de ese, tu deseo deshojado de lapachos. Sueltas junto a mí la correa de tus ojos y me enlazas a ti, madreselva. Besar tu sexo, luna, besar tu espalda de equinoccios, tus manos de algarrobo y fingir como fingen los niños junto al mar cuando ven alejarse los barcos. Si cada despedida se lleva un poco de nosotros, hoy tu me llevas entera y me estrangulan tus dedos en el recuerdo de aquellos años. Heme aquí renaciendo en cada gota de lluvia, resucitando en estos soles de invierno, sentada en el recodo de ese río, alumbrando lunas en tus zapatos”.

Pero vos no cambias. Y tus errores se vuelven enormes agujeros negros difíciles de tapar. Y yo, la disconforme de siempre, soñando con lo que nunca puede tener. Porque no tengo la valentía de perderte.

¿A dónde iremos a parar?

Me quiebro / me quiebran
me quieren engatusar

La felicidad es un dios aparte
una sensación de irse detrás del polvo
un no estar en ninguna parte

Nudos que nunca
nunca cicatrizan

Ahí estás de nuevo
dándome la espalda

Es este destino mío
de andar junto al silencio
de romperse otra vez
en los espejos

De ser tan cobarde
para decir basta

Mi voz es un improperio
llorándose en una madrugada de insomnio
y tu pasividad la piedra que me sepulta

Camino incierto

Tengo que decirlo
BASTA

Tengo que entrar en mí para salir corriendo

Me rompes todas las puertas
Te daño / me dañas

Esculpo bajo la piedra un pequeño aguijón
que no me canso de afilar

Si, soy mala

Y te pierdo
en estos días en que vos te hundís
y yo mutilada

he olvidado mi corazón
que muchas veces se desgarra

24/9

Me rompes todos los sueños, todas las ganas. Estrello contra el silencio la canción más pura, la pena más grande. Apenas puedo con mi destino, con la mujer que siempre está muriendo y tus espaldas se montan a mis espejos para hacer de ellos, nada.

sábado, septiembre 23, 2006

Remembranzas

Me cuelga un reloj de vino
y una canción tan cercanamente
extraña que apenas me recuerda
la actitud de tu sombra,
la terquedad de tu ausencia
y esta mañana de sábado
que parece romperse
dentro de mí
como un grito de silencio

Vivisección

Hablo de la cortesía
de las vísceras,
de la cicatriz del tiempo
ardiendo hacia abajo,
y del corte que me proyecta
en la sombra del espejo.

El fin de los poetas


Ya no hay violadores de tumbas –dijo Alejandra- ahora sólo quedan los saqueadores de sueños. Me pregunto cuántos principios lunares se necesitan para terminar con esa especie tan nefasta para la historia de la literatura. De pronto todo en el mundo se había vuelto de color rosa y nosotros, los poetas, necesitábamos un poco de color negro para escribir; tal vez un amor no correspondido o alguna tristeza de hojas secas y amarillas revoloteando en la ventana.

Morbosidades

todo el sentido del mundo
aflora en estas manos
que debajo de tu nombre
tiritan en silencio

Nuevamente…

aclaro que volví a la plantilla original :)

Pido disculpas

Al cambiar la plantilla, se borraron los enlaces. Lo siento pero no tome las precauciones que debía. Así que pido disculpas a los dueños de los blogs que formaban parte de mis sitios recomendados.

Reflexión que no aporta nada de nada

En la intimidad del lenguaje, el pan es un yo poético soberanamente absurdo de sus silencios. Quizás el poeta sea algo así como un rey desnudo corriendo siempre tras la metáfora que alguien más inteligente que él pudo haber imaginado. No siempre se escribe lo que se quiere. A veces es cuestión de lanzarse exactamente hacia el mismo lugar pero con otros ojos.

jueves, septiembre 21, 2006

Secuencias de una desquiciada

I
En pequeñas dosis
una mujer imaginaria
se apodera de mí
y se vuela a otro lugar del mundo
a donde no la persigan los fantasmas

II
Ella está feliz naciendo
bajo una canción de cuna
ha olvidado sus zapatos rotos
en el cajón del baño

III
Mañana una fotografía
le devolverá la memoria
hoy el espejo es una ceniza
quemándose en el fondo
del olvido

IV
Las ausencias se recuperan
de todos modos siempre
habrá alguien gastando
el único silencio
que se pronuncia
en este cuarto


lunes, septiembre 18, 2006

Fiesta jíbara

En mi mesa no
comen los jíbaros.
No, señor, no comen.

El bacanal de poesía
no tiene ojos ni pies
ni manos.

La cena comienza
con los tambores.
Usted sabe: cuerpos
desnudos al compás
de la persecución.

A veces, pienso
que todos somos
caníbales.

Los cuerpos
están tatuados
y desnudos,
especialmente,
desnudos.

Un jíbaro, atado
de pies y manos,
es colocado
en la mesa.

En mi mesa, no
comen los jíbaros.
No, señor, no comen:
los comemos.

Si digo algo, que sea esto:

Alguien escribe en tu sombra
la canción más triste

miradas y sabores
que no vuelven
a la piel de los juguetes

caen cielorrasos
en donde antes
una nube
escupió
al silencio

un do re mi
sinceramente
musical

sabe que esta noche
haremos el amor
hasta matarnos

y nadie detiene
las heridas
de fugarse
como corchea
en semifusa

domingo, septiembre 17, 2006

A veces no siempre

A veces no siempre
alguien escribe mi nombre
erróneamente
y solo me nace
pensar que podría
haberme llamado
Sara o Eulalia
y vivir en una bonita casa
frente al Pacífico
y pintar acuarelas
mientras mi hija imaginaria
se pasea en su bote blanco

(Luego de que sonó el teléfono en mi casa, se cortó la inspiración. Así que usted deberá imaginar el próximo verso)

Septiembre (escritura automática)

Lo líquido, lo humano, lo inservible. La cadencia de las hojas en el pelo. Una mujer que siempre se está quejando: mi madre. El calor de septiembre se adhiere a los espejos. Septiembre es septiembre y octubre, octubre. Sin embargo este mes guarda algo especial que no todos perciben o sienten.

En septiembre puedo escribir lo que se me de la gana sin ningún tipo de remordimiento. La culpa se escapa a alguna parte por treinta días. Este mes puedo ser yo plenamente sin importarme nada.

He caído tan bajo que más bajo no puedo caer y eso jamás ocurre en septiembre. A veces observo como mi jaula de cristal y madera –jaula extraña si las hay- tiene mi cara y mis manos. Entonces languidezco, recuerdo los cuadros de vidrio de ayer sobre el río. (Todos hablan del río cuando llega septiembre).

Y una sonrisa me devuelve al cuadro número siete, ese con tonos azules y celestes. Ese sueño de vidrios y murales pintados apenas cabe en mi cuerpo. Y en septiembre puedo escribir cualquier cosa sin que usted me entienda. La verdad es que no me importa lo que entienda o no un lector imaginario. Septiembre es mi mes y eso me basta.

Diferente

Ella se sueña diferente. Se cree diferente. Se viste diferente. Ayer, sin embargo, le dijeron hola y eso la mató.

PD: No soportaba ser tratada como el resto.

Los niños de vidrio


Tanta ausencia
en esta casa
tanta insolencia

y el día es un vidrio tallado
un niño de hierba
montándose a tu sombra
más antigua

así en espejos rotos
tu soledad
es un graznido

tocándome la pierna

Desesperanza

¿Escribirás, poeta, sobre los muros?
No, no escribiré nada.

Se llevaron a las musas, secuestraron
los sueños, silenciaron
las risas.

Pintaron de negro a las mujeres.
Colocaron velas sobre nuestras
espaldas.

Somos maniquíes de un país
a oscuras.

Por eso, las velas.
Por eso, el silencio.
Por eso, el cansancio.

Las palabras golpean fuerte,
a veces, demasiado.

Punto y coma

Adoro el jazz.
La piel blanca quema.
Ser negra es moda.

Yo quisiera ser más
que una moda.
Punto y coma.

Mi padre decía
que la cerveza
borra las penas.

Murió de cirrosis.
Su ataúd reza:
No beba”.

Punto y coma.

Laura

Laura,
¿recuerdas la orilla, la proa?
¿el velero blanco surcando las olas?

¡Oh, Laura!
¿recuerdas el mar golpeando en tu cuerpo?

Yo sí lo recuerdo.
¿Recuerdas el muelle, la playa, la gente?

¿Sabes? Extraño el sol, el viento, la noche,
el agua bajando y subiendo, la luna
levitando en tus senos.

¡Oh, Laura!

Laura asintió con su habitual sonrisa y se perdió en el horizonte.
(Las demás gaviotas la esperaban)

sábado, septiembre 16, 2006

Julieta

Ella sabe que es imposible subirse a lo más alto del mundo. Anula su sueño, lo borra, lo detiene, y se va a dormir. Nunca comprendió otro idioma más que aquel que la hizo sentirse extranjera en su propia tierra. Ahora es demasiado tarde para regresar. El lunes, nuevamente, el despertador acusará las seis de la mañana. Y el mundo perfectamente gris y mediocre se subirá a su falda. Los poemas de sus horas fantasmas pocas veces vuelven a golpear la puerta. Algún día escribirá algo que valga la pena, se miente mientras el cansancio le gana la batalla.

Por ejemplo

Inútiles recorridos
para confirmar
que el tiempo
tan vulgar, predecible, repetido,
parangona
gusanos
con la verdad
y designa
que el olvido
no es inocente

Hermenegildo Sábat

Atrapada

I
No me dejan ser ni tampoco huir. Las tardes en mi balcón naufragan sin saber de vos, sin saber de mí. “Paciencia”, eso me piden. ¿A dónde se van todos cuando cierro las persianas y nadie me concede una flor a través del espejo?

¿Qué mano ilusa enseña cabriolas en mi cuaderno? Pero si soy viento despoblado de tejados, y no tengo más que esta garganta. Sólo soy yo con mis propias piernas, andado a gatas por la casa cuando no me observan. Otros pelearon por mi cuerpo, por la luna estopa y se fueron lejos.

Soy yo, poeta, la pequeña mujer de trapo.


II
Vengan a mí, todos ustedes, cada uno. Me pertenecen sus vidas, sus flores, sus casas y cumpleaños. La muerte es una puta de malas maneras que no persigue destinos sólo tontos enamorados.

Desde mis cicatrices de araña, el hombre de horizontes anchos se va, se escapa. “Estúpido”, dicen mis huesos. Maldito, pervierte el cansancio. Sólo soy un maniquí sin alas de seda ni espuma de barro.

Pero sé cantar entre tanta gente, entre tantos signos suspendidos en el espacio. Las cosas adquieren alma a medida que las pintamos: cacharros de sueños cortos, rutas de idiomas altos.

Oh, poeta, sólo me sueño eso y apenas desmayo tu nombre en el perfil del piano.

Las adorables niñas muertas

Somos las niñas muertas,
y nos masturbamos en casa,
frente al espejo,
mientras mami y papi cocinan
sabrosas comidas enlatadas.

¿A dónde esconderemos los dedos,
manchados del propio placer?

Ensayamos el último disparo,
cuando todos duermen,
y el sexo es un pájaro roto
fumándose la noche
hacia las estrellas.

¿A dónde iremos a morir
después de muertas?

En casa,
robaron nuestros cuchillos
y sólo nos queda llorar frente a la tv.

Poemas viejos

No sé si alguno de ustedes tiene poemas escritos hace varios años atrás, que casi nunca han visto la luz o si la vieron, volvieron pronto al cajón de los recuerdos. Yo soy la orgullosa dueña de una colección de “poemas viejos”. Hoy vuelvo a releer algunos que me dan pena, y otros, gracia y vergüenza, pero como son míos y lo que es de uno, solo le importa a uno, me tomo el atrevimiento de ir publicando “mis poemas viejos”.



Amanda

Un lúpulo verde y la ves gritar.
¡Oh!, ¿la recuerdas?

A veces parto a Normandía
cuando nadie me detiene,
me siento en el jardín
de Amanda y la recuerdo.

Tus labios, Amanda, aquellos labios y tu frente.
Y yo, tan sólo, trece.
Y tú, tan sólo, veinte.

Otoño

Rubor silente de paisajes desnudos,
las miradas ocres de una mujer,cabelleras de viento pincelan
avenidas, humedad
del tiempo
y ayer, ayer…


Presiento que vamos caminando

Me he detenido aquí, si, aquí
y he zurcido flores negras.
-¿Para quién? -me dirás.
Si no tienes a nadie,
si no vales la pena.

En mí, todo fluye,
se corrompe,
y no regresa
como aquel
recuerdo
de tus manos,
como el viento
serenando tus cabellos.

En mí,
nada es extraño,
nada permanece ajeno.
Vengo de un país
de caras tristes
y sin embargo,
no me encuentro.

Mojigatas eran las de antes

“Me inmolaré en el espejo azul de la inocencia”, pensé, mientras tu mano recorría mi hombro. El infierno ha de ser otra cosa, aúllo esa voz que algunos llaman conciencia.

viernes, septiembre 15, 2006

15/9


Estoy sentada viendo como el amanecer descose sus últimos hilos rosados sobre la cabeza negra de la noche. Y entonces una paloma incapaz de comprender el momento, asoma su pico en la tristeza de mi ventana. Y le sonrío al espejo pensando que siempre me han amado los pájaros como si fuera un árbol, como si mi voz tuviera alas.

domingo, septiembre 10, 2006

El poeta

Nunca habites la tristeza más profunda,
el dolor de fundirse en una mano.

Sólo la ausencia puede llenar un verso
y marcharse.

Al poeta le están prohibidas esas cosas.
Él no concibe la alegría de tenerse.

Nació junto al vacío
una tarde de verano.

Solicitada

Si lo que tenemos delante es feo
si los que nos miran no me creen
si otros ojos que se miran no me quieren
si fueron abolidas las palabras
si el único éxito son las clausuras
entonces
a quién debemos recurrir para que explique
tanta ausencia innecesaria

Hermenegildo Sábat

sábado, septiembre 09, 2006

Mi revolución casera

Quebrarse otra vez en los espejos,
en la fina notoriedad de las cosas
mientras papá esquizofrénico
atesora silencios acomodando
espacios que le son ajenos

Máscaras

Por lo menos
llevo una mascara
atada al cuello,
donde el agua discurre
a través de sueños
que se vislumbran
celosamente
ausentes

Déjenme en paz

Estoy llorando esta noche sin sueños,
esta pequeña inmensidad que quema,
esta falta de respeto y a pesar de todo,
todavía ardo sobre mis huesos

9/9

A veces se trata de escribir como si el viento fuera una canción inédita en la melodía de los árboles.

martes, septiembre 05, 2006

Si yo fuera esa muchacha marrón

Cuando la vida se asemeja
a una muchacha marrón
de ojos cenicientos,
entonces la muerte
puede trabajar tranquila
de algo sirve haberse parecido
a la figura diminuta de la foto
y moverse con esa gracia

Cuando el grito es mudo

I
Torbellino de tu voz,
en donde riegas,
los pesares,
las quejas,
los sonidos,
ese amargo dolor de dientes
y vivir frente a la pared
como si fuera un nido

II
Impotencia de abrazarme,
de estallar frente al espejo,
de propinarle tres golpes
a mi sombra y decirle
BASTA

III
Anestesiados vagamos
locos,
lejanos,
introspectivos
y anudamos experiencias,
coleccionando ausencias
en los bolsillos del destino

domingo, septiembre 03, 2006

Las mujeres brujas

Si bien la prosa no es lo mío, y quizás la poesía tampoco, hay veces que dan ganas de hablar a calzón quitado y desenmascarar a quien se esconde detrás del personaje. También es bueno saber como últimamente me despierto temprano que a estas horas mi sombra anda haciendo el amor con el sueño, por lo cual es difícil pretender que yo, Isabel Bertossi, pueda escribir con cierta coherencia. Mañana toca nuevamente levantarse temprano y emprender el viaje a ese lugar llamado TRABAJO. Entonces me enfrentaré con mi mejor cara a un par de mujeres brujas. Las nuevas mujeres brujas no vuelan, se movilizan en colectivo y de vez en cuando en auto. Algunas lucen peinados de peluquería, otras un par de kilos demás escondidos debajo de un pantalón ajustado, que en forma imprudente y descarada marca aún más sus redondeadas formas, esas que parecen estallar en cualquier momento. No me interesa defender ni atacar a esta nueva camada de mujeres brujas. Simplemente avisar que andan por ahí, dispuestas a criticar a cualquiera que se ponga en su camino, aunque su camino sea lo único que las separa de la puerta del baño.

Atreverse a romper con las palabras

Atreverse a romper con las palabras,
con la fina seducción del que no vuelve
y marcharse al silencio más profundo,
impecablemente venciendo

Limón de agua

Desde este cielo gris hecho de semillas,
un limón de agua se inflama en las cabezas

y una mujer que quizás sea mi sombra
se arrodilla frente al espejo

y ahí,
en ese acto
se derraman la vida, los gritos,
el silencio

sábado, septiembre 02, 2006

Reflexión sobre la suerte y el destino


¿Acaso alguien escribe a la sombra de sus versos, de sus tristes noches en donde una sola margarita es mejor compañía que un cajón de cien pétalos rosados?

A veces soy Ana Herminia, otras, una mujer mirando el suelo. Entonces invento con esa biografía o forma boba que tienen algunos de llamar a las cosas por su nombre. Llamar a las cosas por su nombre como si la vida fuera tan directa y llana como para creerse que algunas pasan porque tienen que pasar.

En esta seudo existencia que tenemos, la mayoría de las cosas dependen de la suerte, de la magia, del gualicho. Un brujo o un jugador de póquer sabe más de la vida que un neurocirujano. Es más fácil extirpar un corazón que romperse en lágrimas frente al espejo o ganar la lotería.

A esta hora en que mis dudas andan mordiendo el silencio, creo que todo se reduce a nada, a cero, a un simple zarpazo del destino, a una confabulación de las estrellas. ¿Para qué pensar en las causas y en las consecuencias cuando nunca sabemos a quien podemos encontrarnos a la vuelta de la esquina?

Silabas en la boca

Si hubiese nacido en otra época,
el prendedor que luce muerto,
inmóvil,
quieto,
taciturno
en este corazón que apenas
araña las horas de mi tic tac,
tal vez escribiría de madreselvas
subiéndose a la ventana,
de niños tiernos y miradas azules,
pero nací en un momento especial
con una madre
que especialmente
se encargó de acuchillarme
y dividió en dos lo que subyace,
como este poema que asoma
por el eco más inmundo
de la hoja

viernes, septiembre 01, 2006

Reflexión en un día en que apenas puedo cabecear sobre el teclado

A veces escribir es como vivir en una casita de cristal. Lástima que nadie tenga las llaves para abrir la puerta y salir huyendo hacia el lado más visible del abismo.

La envidia

 Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...