lunes, noviembre 14, 2005

Dame la ilustre cabeza

Dame la ilustre cabeza del muerto
y envuélvemela para regalo.
Ahógame en tu silencio.
Soy un pájaro enlutado
con plumas de acero.
No cantaré hasta marzo
ni visitaré las tumbas por donde caminaste,
ni recorreré la verde hierba de tus poemas.
Sólo dame única y exclusivamente,
la cabeza que tienes en tu casa,
la cabeza del hombre que
escribió estos versos.
Y mátame de amor o de pena,
pero no de prisa. Que tengo
las pausas contadas hasta
la próxima campanada
de las doce brisas.
Y muéstrame el camino
que llevan tus labios,
el escote angular
de tus cadenas.
He matado al muerto,
al poeta cursi,
al triste vicario
que bebió tu nombre.
Sólo su cabeza, quiero
en esta noche blanca
en donde apenas comienzo a reconocerme.

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