Estimado H:
Sobre mi cabeza se expande un desierto y nadie en casa para vislumbrar la sombra de lo que fuera un tiempo parte de mi existencia. Se van desmoronando los bloques, las estructuras y sólo una base, en donde sopla la tristeza del invierno con una frialdad que endurece los huesos. Así en este momento van surgiendo los días como notas en un pentagrama que se desmorona. Todo se cae, todo se quiebra y no hay a dónde correr.
Avanza la mañana y camino, camino por una calle muerta de sol. La gente es un duende gris que se difuma, la avenida un cruce imposible de recorrer. Pero hay luz debajo de todo, un hueco resplandeciente en donde arriban pájaros verdes y a veces alguna mariposa de alas cortas.
Hoy es menos triste que ayer.
20 de noviembre de 2005.
Sobre mi cabeza se expande un desierto y nadie en casa para vislumbrar la sombra de lo que fuera un tiempo parte de mi existencia. Se van desmoronando los bloques, las estructuras y sólo una base, en donde sopla la tristeza del invierno con una frialdad que endurece los huesos. Así en este momento van surgiendo los días como notas en un pentagrama que se desmorona. Todo se cae, todo se quiebra y no hay a dónde correr.
Avanza la mañana y camino, camino por una calle muerta de sol. La gente es un duende gris que se difuma, la avenida un cruce imposible de recorrer. Pero hay luz debajo de todo, un hueco resplandeciente en donde arriban pájaros verdes y a veces alguna mariposa de alas cortas.
Hoy es menos triste que ayer.
20 de noviembre de 2005.
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