domingo, noviembre 05, 2006

Ausencias de vino blanco (o noches de insomnio)

Otra vez sumando versos a mi colección de lágrimas
en esta mañana casi angelical con cara de milagros,
recordando la dulzura de tu rostro mientras yo era tu princesa,
la vitalidad de tus piernas mientras yo era reina.

Pero ahora sólo quedan rumores en la casa,
sombras que dialogan con la humedad de las paredes,
ausencias que se cuelan por el espejo
y una carta rota sobre la mesa.

En el aire,
la fragancia de cuerpos que ya no son,
manos que se buscaban debajo de las sábanas,
pezones que estrangulaban el silencio.

Allá lejos se escuchan
los borrachos de la calle,
los ladridos de un perro que se resiste a morir de soledad.

En estos días
los perros vagabundos tienen tatuada la tristeza de mis ojos
y un increíble parecido a mis noches de insomnio.

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