Opal trenza su pelo con suavidad.
Nada la urge ni la detiene. En pocas horas le presentarán a su futuro marido. Sigue
trenzando su cabellera, la que roza el piso. Cientos de trenzas oscuras se van amontonando
en su cabeza. Las termina con un moño rojo o azul, según tenga ganas. Opal tiene
catorce años. Algunos dicen que es bruja como su madre. Abren la puerta, y
entra el jefe de la tribu, quien le informa que su esposo murió devorado por un
cocodrilo. Opal siente un enorme alivio. Deshace las interminables trenzas, y
se rapa. A partir de ahora no será jamás el botín de ningún desconocido. Con los
años se convertirá en la líder de su grupo, y distintas generaciones hablarán
de ella, de la primera mujer pelada de la tribu.
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