sábado, julio 09, 2016

Cayendo

I
Hay una enorme necesidad de sacarnos las correas,
de voltear los ojos hacia abajo,
de levantarnos con las manos pintadas,

II
Oh, pequeña imperfección que me recorres,
¿a dónde irán a morir tus débiles flancos?
¿a dónde ensayarán mis horas la letanía de la muerte?

II
Envejezco, y me rompo.
Renacer de nuevo o seguir cayendo.  
Siempre, siempre hacia abajo.

Mis pies desean aferrarse a ese cristal que cruje bajo tus labios.

IV
Le doy paso a la vida, a lo que queda de ella.
A sentirme extranjera, lisiada del desacato.
Qué bien que escribes cuando sufres,
dijo ilusamente mientras
una danza de huesos recorría su espalda.

V
Y toda la eternidad del momento
la redimió en la oscuridad

de una sonrisa doblada en dos.

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La envidia

 Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...