Stranger Things es una serie estrenada recientemente en Netflix, la que ha recibido muchas críticas positivas por parte de la prensa especializada y del público. La serie transcurre en Indiana en la década del 80, y se enmarca dentro del género de la ciencia ficción. La serie arranca con la extraña desaparición de un chico, lo que llevará a su madre, hermano y amigos a encarar su búsqueda cueste lo que cueste.
En el momento en que desaparece el joven Will, aparece una joven (Once o Eleven) con poderes telepáticos y de telequinesis (la referencia a Carrie es más que elocuente). Eleven ayudará a los amigos del joven a buscarlo. Pero esto no es todo, también tenemos un laboratorio del gobierno, en donde se hacen experimentos con humanos, y un ser sobrenatural que anda devorando gente.
La serie se centra en varios misterios a resolver, los que al final se terminan uniendo, pero sin decir demasiado. Queda mucha tela por cortar todavía. El final abierto de la serie (el capítulo 8) es quizás el mejor de todos. Porque básicamente se resuelven parte de los misterios, pero -sin duda- quedan planteados otros, tal vez mejores.
Lo bueno de la serie es que nos prepara a ver la segunda temporada, sin ningún esfuerzo. Si o si necesitamos ver la segunda temporada para saber qué pasó con Will (el chico desaparecido), qué trato hizo el jefe de policía con los “malos” (los agentes del gobierno), a dónde está Eleven, etc.
Valoración: Entiendo que esta primera temporada es apenas el comienzo de una historia muy prometedora, con más vueltas y recovecos, que los directores apenas quisieron mostrarnos “algo” para dejarnos con ganas de más. Ya leerán por ahí todas las referencias a las películas y libros de la década del 80 que la gente encuentra en Stranger Things. ¿Mi sensación? Es que los directores idolatran a S. King, y han querido crear una serie -en la que el espectador- sienta que en realidad está presenciando un libro de ese autor, en vivo y en directo. Y creo que van por buen camino…