sábado, octubre 21, 2006

A las generaciones de poetas argentinos que escriben sobre lo que no saben ni vivieron

A veces el poeta escribe
y proclama en el silencio más absoluto
una verdad de la cual se dice dueño
y se siente parte del eco,
de la voz del pueblo.

Pero la sensibilidad tiene un límite,
un precio.

Quienes dicen llorar
bajo una luna tapizada de grises,
quienes se autoinmolan en nombre del recuerdo,
me recuerdan a perros hambrientos
que en medio de la calle
se roban el dolor ajeno.

Y me castigan sus palabras suicidas,
sus versos hablando de lo que nunca tuvieron.

Y me estalla la risa en todo el cuerpo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Paranoicamente heroíco

Anónimo dijo...

O heroicamente digno

Isabel Bertossi dijo...

O terriblemente sincero. ;-)

La envidia

 Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...