Ave que avanza a través de la desidia de sus
propias plumas,
estrecha el ala que te acongoja,
entonces levanta vuelto para volverse muda,
enterrando sus garras en donde dejaron de latir
tus versos.
Así, mi amor, te despido, desde el lejano trino
de la ausencia,
adonde fueron a parar mis llantos
cuando aún te creía entero.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario