domingo, mayo 07, 2006

Dígalo con agua

“¡Qué insolencia llover de esa manera!”, pensé, mientras una gota del tamaño de una cabeza de alfiler me sacaba la lengua para burlarse de mí. Pero la pobre no pudo prever su final. Al segundo y medio ya estaba muerta, cayó sobre el piso de mi patio, llevándose todas sus ganas de hacerle chistes a las personas.

Moraleja: ¡Hasta la gota más burlona encuentra su merecido!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uno se despide
insensiblemente
de pequeñas cosas
Lo mismo que un árbol
en tiempo de otoño
muere por sus hojas...
Al fin la tristeza
es la muerte lenta
de las simples cosas
Esas cosas simples
que quedan doliendo
en el corazón.
Uno vuelve siempre
a los viejos sitios
en que amo la vida
Y entonces comprende
como están de ausentes
las cosas perdidas
Por eso muchacha no partas ahora soñando el regreso
Que el amor es simple
y a las cosas simples
las devora el tiempo.

Demórate aquí
en la luz mayor
de este mediodía
Donde encontraras
con el pan al sol
la mesa tendida

Por eso muchacha no partas ahora soñando el regreso
Que el amor es simple
y a las cosas simples
las devora el tiempo.

La envidia

 Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...