jueves, junio 26, 2008

Mujer intensa

Hoja, que incrusta en el brillo
de tus manos,
una pequeña cuota de rocío,
embebiendo las horas
con su grácil paso.
Atrás la muchacha pregona
silencio, donde otrora,
sus pies escribían versos.
Ahora sólo ancla en sonrisas ajenas,
como si niños estuvieran hablando al oído.
Se dice, se piensa…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Isabel.
Supongo que muchos leemos tus palabras. En éste último que escribiste agradezco la ausencia del espejo. Dicen que despejarse conlleva un "salirse del espejo", ojalá te hayas despejado y ya no aparezca el espejo una y otra vez diciendo sin decir más que espejo espejo espejo. Sabes, en casi todas tus poesías existen líneas de excelencia que luego se vuelven costumbristas, bueno, yo brindo por tus textos futuros donde seguramente iras acercandote a cierto equilibrio y quitar el espejo de algun modo es ir hacia ese texto futuro. Para que eso se consolide y eficazmente suceda es necesario que sigas escribiendo y publicando. Asi que... dale nomás.
Un abrazo.

Isabel Bertossi dijo...

Navegante nomás: Te agradezco un montón por el concepto vertido sobre mi poesía o intentos de poesía.

La verdad que ahora no escribo mucho, antes lo hacía habitualmente.

Lo que si, por el momento, y aunque no me guste, los espejos permanecen.

Y más ahora en que estoy re-contra-espejada. Difícil eliminar mi espejo en estos momentos.

Abrazo y Feliz día del amigo.

Anónimo dijo...

OK.
No insistiré sobre el tema espejos. Eran nomás esas ganas de aportar, tal vez, desde cierta postura que indica que vale más postergar el aplauso y decir: esto o aquello no termina de cerrar. Pero, es real, que a veces son apenas poses y hasta un juego. Luego de quitar capas y boludeces uno opta por tomar unos mates y hablar de otras cosas. Pero en un blog de poesía es como imprescindible hablar del texto. Y para mi el texto es aquel que ha sido escrito. No importa ya mucho los alrededores. Hay que escribirlo. Hacerlo posible. No olvidemos que los textos nos salvan, una y otra vez.
Un abrazo.

Isabel Bertossi dijo...

Es verdad, los textos nos salvan una y otra vez. :) Me quedo con esa frase.

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