Un segundo se desprende de la retina de tus ojos
y clava en mí, palabras que perezosamente
caen sobre este muro, tan obsceno,
que la huella de tu cansancio aún no percibe,
y que se arriesga a volarse toda, a fumarse.
Escruto en mis manos, mientras la poesía,
hoy luce débil, pequeña, casi impúdica.
Necesito grandes letras para enamorarte.
Y un sol, desfigurado por la culpa,
se sube hasta lo más alto y se arroja
sobre mi cabeza, en donde mujeres de fuego
ironizan el camino del deseo.
¿Qué he de hacer yo, vagando,
entre tantas ellas, mientras tu rostro
se va escribiendo en la arena?
Y me nombro, y te nombro.
Y casi puedo tocarte,
en un vals de medianoche,
lejanamente musical.
domingo, junio 22, 2008
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2 comentarios:
una pasión que intenta expresarse tonta pero tan dulce.
Lindo cuando decías "Necesito grandes letras para enamorarte" me recuerda que las palabras pueden ser tan gordas como raquiticas a veces.
:)
Me gusto mucho tu comentario. ¡Gracias, sam!
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