Hoja, que incrusta en el brillo
de tus manos,
una pequeña cuota de rocío,
embebiendo las horas
con su grácil paso.
Atrás la muchacha pregona
silencio, donde otrora,
sus pies escribían versos.
Ahora sólo ancla en sonrisas ajenas,
como si niños estuvieran hablando al oído.
Se dice, se piensa…
jueves, junio 26, 2008
domingo, junio 22, 2008
¿Volveremos?
Si queda algún lector vivo o coleando, le cuento que intentaré publicar más seguido. Últimamente mis poemas –por falta de práctica- se están volviendo horrorosos. Jajajaja. Así que estén atentos al gran regreso poético de su blogger favorita, jajaja. O sea yo. ¡Broma!
22/6
Un segundo se desprende de la retina de tus ojos
y clava en mí, palabras que perezosamente
caen sobre este muro, tan obsceno,
que la huella de tu cansancio aún no percibe,
y que se arriesga a volarse toda, a fumarse.
Escruto en mis manos, mientras la poesía,
hoy luce débil, pequeña, casi impúdica.
Necesito grandes letras para enamorarte.
Y un sol, desfigurado por la culpa,
se sube hasta lo más alto y se arroja
sobre mi cabeza, en donde mujeres de fuego
ironizan el camino del deseo.
¿Qué he de hacer yo, vagando,
entre tantas ellas, mientras tu rostro
se va escribiendo en la arena?
Y me nombro, y te nombro.
Y casi puedo tocarte,
en un vals de medianoche,
lejanamente musical.
y clava en mí, palabras que perezosamente
caen sobre este muro, tan obsceno,
que la huella de tu cansancio aún no percibe,
y que se arriesga a volarse toda, a fumarse.
Escruto en mis manos, mientras la poesía,
hoy luce débil, pequeña, casi impúdica.
Necesito grandes letras para enamorarte.
Y un sol, desfigurado por la culpa,
se sube hasta lo más alto y se arroja
sobre mi cabeza, en donde mujeres de fuego
ironizan el camino del deseo.
¿Qué he de hacer yo, vagando,
entre tantas ellas, mientras tu rostro
se va escribiendo en la arena?
Y me nombro, y te nombro.
Y casi puedo tocarte,
en un vals de medianoche,
lejanamente musical.
lunes, junio 09, 2008
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