sábado, abril 28, 2007

Hay que limpiar la casa

Está en el fondo, decís,
mientras la pava silbadora rompe el punto justo
y un gorjeo de pelusas voladoras caen aprisionadas
en mis cinco dedos que últimamente parecen garras,
que últimamente caminan desnudos sobre la cera virgen,
que te empeñas en atesorar como perfume francés
y un delfín de viruta negra me hace señas,
quizás se esté enamorando de mí, ¡pobrecito!
si supiera que tiene los días contados,
que estoy escribiendo sus memorias
entre mis guantes de hule anaranjados,
como el vestido que llevo puesto,
como los sueños acuchillados
sobre la mesa de madera
que me rinde homenaje
en el centro de la cocina:
¡a la gran ama de casa!,

y desde atrás un hombre que reconozco
me enseña que 2 + 2 no siempre es 4

No hay comentarios.:

La envidia

 Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...