sábado, abril 28, 2007

Al rey de la canasta

En estos momentos le estoy robando palabras a la vida, secuestrando silencios, inventando poemas que perezosamente asoman su cabeza deforme, sus ojos bizcos, su cola inclinada. Ahora, justamente, ahora en que debería cantarle a la canasta, es que estoy como bloqueada, si vos sabes que todo me asusta, que todo me ladra. Y ahí en el medio podría apretarte como goma espuma, abrazándote bajo la cama, pero me guardo mis fonemas inconclusos, mis quinientos reproches, mis “no tan buenas ganas” para decirte al oído: ¡que hoy tengo llena la canasta! JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.

A mis lectores (si es que me queda alguno todavía): Les pido disculpas porque este texto no se entiende, ya que es personal y va dirigido para alguien en especial y muy especial para mí.

Hay que limpiar la casa

Está en el fondo, decís,
mientras la pava silbadora rompe el punto justo
y un gorjeo de pelusas voladoras caen aprisionadas
en mis cinco dedos que últimamente parecen garras,
que últimamente caminan desnudos sobre la cera virgen,
que te empeñas en atesorar como perfume francés
y un delfín de viruta negra me hace señas,
quizás se esté enamorando de mí, ¡pobrecito!
si supiera que tiene los días contados,
que estoy escribiendo sus memorias
entre mis guantes de hule anaranjados,
como el vestido que llevo puesto,
como los sueños acuchillados
sobre la mesa de madera
que me rinde homenaje
en el centro de la cocina:
¡a la gran ama de casa!,

y desde atrás un hombre que reconozco
me enseña que 2 + 2 no siempre es 4

jueves, abril 12, 2007

12/4

Me pongo de pie para nombrarte,
para llevarte al fondo de las cosas,
para vivirte las noches
mientras bailo un minué
disfrazada de amor
bajo las sabanas

La envidia

 Y la envidia se vistió de mujer oscura, se maquillo los parpados, se miro en el espejo, Se ajusto los botones de un traje viejo y raído, ...