Sin fecha

Hoy le escribiré a la Luna dos cartas. Una para avisarle de los gatos en el tejado y otra para contarle de mis incertidumbres. Luego tomaré de la mano a las emociones y las mandaré a bailar bien lejos. Es todo lo que había que decir, más sería peligrosamente absurdo.

La canción de cuna ya no me protege. En estos momentos debería reinventarme a mí misma, un poco más madura, un poco más independiente. Entonces, pienso o intento pensar en el verdadero nombre de las cosas.

Y busco una palabra que defina, en toda su capacidad, la extraña sensación de ser extranjera en tu propia tierra.

¿Quién te miente?

Reflexión sin objeto ni sentido: Que alguien de vez en cuando no te mienta debería ser motivo suficiente para interesarte por esa persona. Al menos, para mirarla con buenos ojos.

Si las cosas pueden decirse hablando, sin necesidad de mentir, ¿para qué hacerlo? ¿para qué subestimar al otro?

Todos los motivos son comprensibles, menos la mentira innecesaria.

(Esto no es poesía, sino mera especulación. Saque sus propias conclusiones)

Al tarado de F.

Girar sobre la panza del poema / pelear pelear siempre / y cansarse de esgrimir palabras / y de secar en silencio los pechos flacos de la rabia / mientras los pájaros se parezcan a vos / me condenó a seguir escribiéndote desde el exilio de mi propio cuerpo /de mi propia alma


(Ojala que te caiga un rayo)

माय कोमिएंज़ा

Me encanta el alma de las personas, especialmente la tuya.

(Mayo comienza así)